
El tema del café es el mismo que en el resto de la ciudad. El café de Noisette dista de ser el peor, pero hay gente en Caracas esmerándose por hacer buen café. A Noisette aún le falta. Su café es el típico café caraqueño: sin mucho cuerpo y un poco aguado. Pero no todo es queja. El Espresso salva el día. Se los recomiendo.
La carta (que está mitad en francés y mitad en español) ofrece, además, ensaladas, tostadas, quiche y algunos postres. Para quienes estén acostumbrados a su desayuno de dos o tres arepas bien resueltas, una crepe no será suficiente (mi caso). Pero esto no es más que una excusa para probar más cosas del menú.
Puedes comer en la barra, en el salón con a/c o al aire libre. Hace un par de años, se expandieron y crearon un área de patio, lo que duplicó el número de mesas. De todas, no se confíen. Si quieren escoger, toca esperar.
De jueves a sábado, al final de la tarde, al ya magnífico ambiente y menú se le añade jazz en el patio. Se llena aún más pero vale la pena cerrar el día así.
Estacionar es un poco problemático, pero la estación Dos Caminos queda a una cuadra, si quieren dejar el carro en casa.
En resumen: es muy bueno y muy bonito. Vamos desde 2010, cuando se publicó la primera versión de esta nota y no nos cansamos de ir.
Entrada publicada 10 de mayo de 2010. Actualizada 04 de julio de 2015.